jueves, 30 de mayo de 2019

Enfermería en Práctica Avanzada: una vuelta hacia lo desconocido

Retomamos hoy el trabajo que dejamos momentáneamente abandonado desde la última vez que publicamos en el blog y en el que dijimos que volveríamos con un nuevo enfoque más orientado a la Atención Primaria, a la Salud Pública y al de la comunidad y que finalmente se ha demorado más de un año, debido principalmente a que nos ha faltado la motivación necesaria para continuar y porque hemos necesitado un largo periodo de reflexión para encontrar y dar un nuevo enfoque a este espacio, para valorar qué cosas queríamos transmitir, divulgar, compartir con vosotros... aunque también nos parece justo deciros que, a pesar del tiempo discurrido, todavía no tenemos muy claro qué  enfoque le vamos a dar al blog, ni con qué frecuencia vamos a publicar, lo que vamos a hacer y ni mucho menos qué vamos a escribir aquí, sino que hemos preferido dejar que vosotros, si os animáis y os apetece, nos vayáis sugiriendo temas y no plantéis propuestas para debatir, discutir, compartir... Nosotros por nuestra parte vamos a trabajar como si estuviéramos frente a un lienzo en blanco, sobre una tábula rasa, sin planificar, predefinir, estructurar los contenidos de un modo más formal, sino dejarnos llevar de una forma más improvisada, más espontánea, más ligada a la necesidad que tengamos en cada momento de contar algo que nos parezca interesante, divulgar, compartir.

Hoy me gustaría a mí empezar con una reflexión que surgió de una conversación que tuvimos entre varios compañeros enfermeros del centro de salud donde trabajo y que estaba muy ligado a las competencias, formación que tienen, o deberían tener los enfermeros tanto en atención primaria como en especializada, aunque la conversación se circunscribía al ámbito de los Centros de Salud y de la autonomía que gozamos los enfermeros para la gestión de nuestro cupo de pacientes, planificar visitas a domicilio o seguimiento en consulta, de nuestra autonomía vs dependencia de los médicos de familia y la relación estrecha o no que tenemos con ellos y con el resto del equipo disciplinar que componen el equipo que trabaja en él, de la que tenemos con los pacientes, cuidadores, familiares... de la cercanía con ellos que nos permite evaluar de forma más eficaz y eficiente, de forma regular de las necesidades de salud, hacer una evaluación holística de los recursos que tienen y que disponemos a nuestro alcance, de las herramientas que tienen y podemos proporcionarles para afrontar y gestionar los problemas de salud que puedan acontecer, de los objetivos, actividades que hemos diseñado, planificado, implementado y que posteriormente evaluaremos y que son inherentes y que intervienen en el continuim salud-enfermedad, poniendo en marcha y llevando a cabo todas aquellas actividades orientadas al individuo o a la población en general, para mantener, mejorar la salud mediante programas de Educación para la Salud, tratar de recuperar la de la forma más rápida y de minimizar los problemas que vienen ligados a los problemas de salud, enfermedad, tales como la pérdida de autonomía, las complicaciones asociadas a las enfermedades crónicas, el envejecimiento de la población....

En mi opinión, aunque quizás sea algo polémica, como siempre he expresado y mantenido, así como lo hacen en otros países y de los cuales deberíamos aprender, creo que es necesario que los programas de formación continuada sean reglados, normalizados y normalizados, es decir que exijan un formación continuada, de calidad con una obligatoria certificación y normalización de forma regular, que permita o limite el ejercicio de la profesión enfermera, que sea realizada por personal altamente cualificado, con experiencia clínica y académica, profesionales de prestigio y referencia, que huya y reniegue del aprendizaje por imitación, mimetismo, por ensayo y error, que no se adjudique por el mero hecho de haber ejercido, trabajado en una área, especialidad, puesto específico de trabajo un número determinado de años, que confiera un título que no valida ni acredita ser un profesional que haya adquirido las competencias, habilidades, destrezas, conocimientos y ni mucho menos desarrolle su práctica profesional con garantías de calidad, seguridad, eficacia y eficiencia, no nos olvidemos del modelo de los MESTOS (Médicos Especialistas sin Título Oficial) que la medicina abandonó hace ya muchos años, por algo será y que al parecer se quiere copiar para otros profesionales (no miro a nadie) y que además no remunera, reconoce ni recompensa en función de la especialización, adquisición de competencias, autonomía.... 

Como he dicho y mantenido antes creo que la Enfermería y el modelo de la Práctica Avanzada y perdonadme el atrevimiento al decir que como se está desarrollando en España con roles como la Enfermera Gestora de Casos, Enfermera de Enlace y otros roles sin formación, sin capacitación teórico-práctica avalada, regulada, certificada, desarrollada por profesionales de roles avanzados como se está haciendo en otros lugares del mundo, repito, no creo que sea el camino adecuado, ni tampoco pienso que pueda contribuir a que nuestra profesión sea cada vez más valorada, reconocida, que amplíe competencias ni autonomía, ni se esté adaptando de la mejor forma a las necesidades y los nuevos retos de salud que se están planteando y van a aparecer en este siglo y mucho menos que nuestros responsables políticos confíen en los profesionales de la Enfermería y nos vean capacitados para ocupar puestos de responsabilidad en la gestión, organización de los servicios de salud, en la elaboración de políticas sanitarias que contribuyan a mejorar la salud de la población y la comunidad.